domingo, 26 de diciembre de 2010

2-5

6.-En el camino que me habían indicado tomar había un huevo bajo un libro, y decidí romperlo, pisarlo con la suela dura de la bota, cuando lo pisé de él surgió un animal de otro plano, y me dijo -Seré tu guía por este páramo desierto, (7) esperare que encuentres la felicidad en los planos espirituales, pues en los terrestres serás siempre infeliz. La felicidad no es de aquí.
8.- Se paro el animal, rampante y de enormes dimensiones, retomó la palabra, aquí en el borde del desierto donde el Sol brilla pero no alumbra, todos necesitan tener un alma o ser dos, tú, al no tener alma necesitas ser dirigido por mí y mi inteligencia superior, necesitas ser guiado, seré tu luz y la obscuridad, seré tu reflejo y tu sombra.
9.- Dichas estas palabras, entre dos acantilados se formó un lago, guardado por la luna y por dos animales gigantes, cada uno en una orilla, lo protegían para que este no revelara sus secretos, para que siguiera siendo místico, para que los rayos de luz no iluminaran su fondo repleto de obscuridad, pues esto era lo único que mantenía con vida el lago, de otra forma se hubiera hecho transparente y hubiera desparecido.
Para mis adentros pensé que era poco interesante, que importaban los secretos ahora, no tienen ninguna utilidad, esto lo pensé viendo la superficie azul e impenetrable.
10.-Pasando el lago profundo entré a un gran edificio, y mi guía me advirtió, “abandona toda esperanza al entrar” pero nunca comprendí el significado de esas palabras, puede ser por que nunca existió algo llamado esperanza para mi, subí las escaleras y veía gente cayendo por las ventanas de la gran construcción, algo ajeno a mi me indico que igual debía saltar, me resistía un poco pero llegando al techo del edificio, mi única opción era bajar de un brinco. Todo lo que había subido poco importaba, había otra orden superior, otro designio, que me indicaba que eso no importa que la verdadera finalidad de ascender era caer.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

XXI

Viaje en XXI fragmentos (1-5)
1.-Creo que era de noche, que importaba la hora, simplemente no se puede estar sentado toda la vida; eso fue lo que me repetía para mis adentros , pero en realidad no sabía si era de noche o de día, para esto tenía que salir y encontrarme cara a cara con el cielo negro, o con el imponente sol.
2.-Deje todo lo que traía, al final poco importaba, salí a caminar, todo el orden que existía en mi habitación anterior lo había cambiado por el desorden del exterior, allí, afuera ya no había la quietud de mi sala con mi silla, había un mundo fuera que necesitaba ser visto, un gran desierto, salpicado por una planta o dos.
3.-Que importaba lo que costara salir de allí, necesitaba hacerlo a toda costa, aún no sabía por qué, y puede que nunca lo sepa, incluso no sabía por que estaba en mi silla antes de salir, no sabía si era día o noche. Así había empezado un largo viaje en busca de algo lejano e intangible.
4.-A la mitad del trayecto, como un rayo, me golpea una reflexión una epifanía, no sé, la epifanía tiene un carácter divino, pero esta estaba maldita, su mensaje envenenado y lleno de inmundicia hizo que me erizara como un animal rabioso, no me importó lo que decía el mensaje puesto en mi cabeza por uno de tantos demonios, solo quería regresar, volver al inicio, pero sin darme cuenta y mirando hacía donde comencé seguía avanzando aunque viendo a lo lejos como una luz diminuta el pasado y el desierto.
5.-Que decisión habré de tomar? Y levante la cabeza para preguntarle a Dios, pero no contestaba, me hinqué en la encrucijada y volví a preguntar, ahora cruelmente me mando una visión tormentosa donde dos perros salvajes uno rojo y uno azul se devoraban y luchaban encarnecidamente hasta que el azul devoro al rojo y partió por el camino de la desolación, el camino oscuro del gran desierto, ese sería el que debo de tomar.